viernes, 26 de mayo de 2017

Fábulas y cuentos de media noche #1: El tren sin riel.

(Créditos al autor de la imagen)

EL TREN SIN RIEL



    Había una vez, en un valle verde lleno de árboles y animales, un viejo tren. Este tren vagaba solitario entre los arboles buscando un riel para seguir su camino. Pero como ya era viejo y hacia mucho tiempo que perdió su riel olvidó donde lo dejó y desde entonces se pasea por el valle.

      Un día vió a un oso pescando en el río, el tren se acercó a preguntarle si había visto su riel, pero el oso le gruñó y, con un pescado entre los colmillos, se fue corriendo. El tren se puso triste y siguió su camino.

       Mas tarde vió un venado. El tren soplo su silbato de alegría - "¡¡Chuuu-chuuu!!"- y se acercó a toda velocidad. Pero el venado se asustó y se fue sin siquiera darle una oportunidad.


       Ahora mas triste y cabizbajo, el viejo tren siguió su camino buscando y buscando, hasta que encontró un grupo de conejos:

      - Hola - Dijo el primero
      - ¿Quien eres? - Preguntó el segundo
      - ¿Que eres? - Dijo curioso el tercero
      - ¡Eres enorme! - Se admiró el cuarto

       El tren sonreía nervioso con tanta atención. Estaba a punto de contestar las preguntas cuando un quinto conejito le preguntó:

      - ¿Por que estas triste, estas perdido?

      - Soy un tren - contestó -. Hace mucho tiempo debí haber cruzado este valle. Pero me distraje con el olor de las flores y ahora no encuentro el riel para seguir mi camino y llegar a mi destino.

       Todos los conejos se pusieron tristes al escuchar la historia. Luego se reunieron en privado y susurraron entre ellos.

       Después de un buen rato todos se pararon firmes frente a el y con una sonrisa de oreja a oreja le dijeron:

      - Queremos ayudarte a encontrar tu riel- dijo el primero
      - Debes volver a casa - dijo el segundo.
      - Aunque... - dijo dudoso el tercero - ¿No te gustaría más quedarte aquí?.
      - ¡Para nada! - Respondió el cuarto, reprimiendo al tercero - ¡El no pertenece aquí, míralo, es muy diferente a todos quienes vivimos en el valle.
   - ¡SILENCIO! - Gritó el quinto. - Déjenlo hablar y que el decida. Al final nosotros solo le ayudaremos sea cual sea su decisión, ¿de acuerdo?

     - ¡DE ACUERDO! - Gritaron todos al mismo tiempo.

     - ¿Y bien? - Preguntó el quinto, dirigiéndose al tren - ¿que podemos hacer por ti?

     - Ayúdenme a buscar mi riel por favor. - Respondió el tren nervioso y en voz baja.

   ¡EXCELENTE! - Gritaron y celebraron todos dando brincos alrededor del tren.

Así, todos juntos, siguieron el viaje por el valle, encontrando todo tipo de animales:

     - ¡Señor zorro! ¿Ha visto usted unos rieles? -. Preguntó el primer conejito.
     - ¡NO!, Déjenme en paz - contesto enojado.

     - ¡Señor Lobo! ¿ha visto por aquí un riel?
     - Noouuuuuuuu - contestó.

     - ¡Señora serpiente! ¿Ha visto un riel?
     - ¡Sisisisisisisisisisisisisi!- Contesto entusiasmada. - Ssssiganme

       Todos se miraron unos a otros, muy contentos y entusiasmados siguieron a la serpiente dando brincos y cantando hasta que la serpiente se paró en la base de un árbol y señalo hacia arriba:

     - Aqui esss, allá arriba.

      Todos voltearon confundidos, mientras el quinto conejo decía:

     - ¿Arriba?, pero el riel va en el suelo, abajo. Allá arriba solo veo abejas.
     - ¡Exacto!- Interrumpió la serpiente - ¡Miel! ¿No era essssso lo que busscaban?

      Todos rieron decepcionados y, después de explicarle a la serpiente lo que es un riel esta se disculpó y continuaron su camino.

     - ¡Señor mono! ¡Señor mono! - Gritó el segundo conejito a un mono español  que se balanceaba entre los arboles.
      - ¿Que os ofrece bellos roedores? - Preguntó educadamente
     - Buscamos... - dijo intimidado el cuarto conejito - Buscamos el riel de nuestro amigo tren, esta perdido, ya es viejo y olvidó donde esta.

       El mono los miraba con especial atención, en especial al tren

     - ¿Sabe que es un riel, señor mono? - Preguntó el tercero
     - Sí, lo se - contestó muy seguro de si mismo.
     - ¿Puede ayudarnos? - preguntó el primer conejo
     - Sí, si puedo
     - ¿Sabe donde esta el riel? - Pregunto entusiasmado el quinto
     - Sí, vaya que lo sé - contestó sonriendo.

       Todos los conejos y el tren celebraron felices la respuesta del Sr. Mono. Cuando se calmaron le preguntaron al mono donde estaba.

     - Acercaos - Dijo misteriosamente - Acercaos al viejo tren colegas míos.

       Los conejos, confundidos, hicieron caso al mono y se acercaron.

     - Miren abajo, esas son las llantas - Dijo señalándolas - ¿Y ven eso sobre lo que están colocadas? - Los conejos asintieron curiosos - Eso, colegas, es un riel.

      Confundidos los conejos y el viejo tren no dijeron nada y esperaron a que el mono siguiera hablando:

     - Os explico: 

      Vosotros, conejos, para andar tienen sus patas. Con ellas brincáis y brincáis a donde quieran dentro del valle. Yo, el mono, utilizo mis manos y mi cola para balancearme entre las ramas. Ahora, un tren - Dijo dirigiéndose al viejo - para andar necesita rieles, de otra forma no podrá moverse tío.

      Todos se quedaron en silencio, dudando un poco las palabras del mono hasta que el viejo tren comenzó a reír.

     - ¡Oh! ¡Es verdad! - Dijo sin parar de reír, incluso tosiendo. - ¡Han estado ahí todo este tiempo! Ahora recuerdo todo, Tan solo he tomado el desvío equivocado.

     Y así, después de reír mucho y hacer nuevos amigos el viejo tren pudo continuar su camino y, desde entonces, cada vez que pasa con sus diligencias por el valle se encarga de llevarles zanahorias y bananas a sus nuevos amigos, quienes le ayudaron cuando mas necesitaba.

Y al final todos vivieron felices para siempre. Excepto el oso, que poco después de huir del tren fue cazado y ahora su cabeza se exhibe como trofeo.


FIN


NOTA: La autoría de esta historia y todas las que se publican en este blog pertenecen al escritor "Amorosa" o "Antonio Orosa". Cualquier reproduccion parcial o total de las obras aqui expuestas sin permiso del autor estan completamente prohibidas por leyes y derechos de copyright,


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