(Créditos al autor de la imagen) |
EL TREN SIN RIEL
Había una vez, en un valle verde lleno de árboles y animales, un viejo tren. Este tren vagaba solitario entre los arboles buscando un riel para seguir su camino. Pero como ya era viejo y hacia mucho tiempo que perdió su riel olvidó donde lo dejó y desde entonces se pasea por el valle.
Un día vió a un oso pescando en el río, el tren se acercó a preguntarle si había visto su riel, pero el oso le gruñó y, con un pescado entre los colmillos, se fue corriendo. El tren se puso triste y siguió su camino.
Mas tarde vió un venado. El tren soplo su silbato de alegría - "¡¡Chuuu-chuuu!!"- y se acercó a toda velocidad. Pero el venado se asustó y se fue sin siquiera darle una oportunidad.
Ahora mas triste y cabizbajo, el viejo tren siguió su camino buscando y buscando, hasta que encontró un grupo de conejos:
- Hola - Dijo el primero
- ¿Quien eres? - Preguntó el segundo
- ¿Que eres? - Dijo curioso el tercero
- ¡Eres enorme! - Se admiró el cuarto
El tren sonreía nervioso con tanta atención. Estaba a punto de contestar las preguntas cuando un quinto conejito le preguntó:
- ¿Por que estas triste, estas perdido?
- Soy un tren - contestó -. Hace mucho tiempo debí haber cruzado este valle. Pero me distraje con el olor de las flores y ahora no encuentro el riel para seguir mi camino y llegar a mi destino.
Todos los conejos se pusieron tristes al escuchar la historia. Luego se reunieron en privado y susurraron entre ellos.
Después de un buen rato todos se pararon firmes frente a el y con una sonrisa de oreja a oreja le dijeron:
- Queremos ayudarte a encontrar tu riel- dijo el primero
- Debes volver a casa - dijo el segundo.
- Aunque... - dijo dudoso el tercero - ¿No te gustaría más quedarte aquí?.
- ¡Para nada! - Respondió el cuarto, reprimiendo al tercero - ¡El no pertenece aquí, míralo, es muy diferente a todos quienes vivimos en el valle.
- ¡SILENCIO! - Gritó el quinto. - Déjenlo hablar y que el decida. Al final nosotros solo le ayudaremos sea cual sea su decisión, ¿de acuerdo?
- ¡DE ACUERDO! - Gritaron todos al mismo tiempo.
- ¿Y bien? - Preguntó el quinto, dirigiéndose al tren - ¿que podemos hacer por ti?
- Ayúdenme a buscar mi riel por favor. - Respondió el tren nervioso y en voz baja.
¡EXCELENTE! - Gritaron y celebraron todos dando brincos alrededor del tren.
Así, todos juntos, siguieron el viaje por el valle, encontrando todo tipo de animales:
- ¡Señor zorro! ¿Ha visto usted unos rieles? -. Preguntó el primer conejito.
- ¡NO!, Déjenme en paz - contesto enojado.
- ¡Señor Lobo! ¿ha visto por aquí un riel?
- Noouuuuuuuu - contestó.
- ¡Señora serpiente! ¿Ha visto un riel?
- ¡Sisisisisisisisisisisisisi!- Contesto entusiasmada. - Ssssiganme
Todos se miraron unos a otros, muy contentos y entusiasmados siguieron a la serpiente dando brincos y cantando hasta que la serpiente se paró en la base de un árbol y señalo hacia arriba:
- Aqui esss, allá arriba.
Todos voltearon confundidos, mientras el quinto conejo decía:
- ¿Arriba?, pero el riel va en el suelo, abajo. Allá arriba solo veo abejas.
- ¡Exacto!- Interrumpió la serpiente - ¡Miel! ¿No era essssso lo que busscaban?
Todos rieron decepcionados y, después de explicarle a la serpiente lo que es un riel esta se disculpó y continuaron su camino.
- ¡Señor mono! ¡Señor mono! - Gritó el segundo conejito a un mono español que se balanceaba entre los arboles.
- ¿Que os ofrece bellos roedores? - Preguntó educadamente
- Buscamos... - dijo intimidado el cuarto conejito - Buscamos el riel de nuestro amigo tren, esta perdido, ya es viejo y olvidó donde esta.
El mono los miraba con especial atención, en especial al tren
- ¿Sabe que es un riel, señor mono? - Preguntó el tercero
- Sí, lo se - contestó muy seguro de si mismo.
- ¿Puede ayudarnos? - preguntó el primer conejo
- Sí, si puedo
- ¿Sabe donde esta el riel? - Pregunto entusiasmado el quinto
- Sí, vaya que lo sé - contestó sonriendo.
Todos los conejos y el tren celebraron felices la respuesta del Sr. Mono. Cuando se calmaron le preguntaron al mono donde estaba.
- Acercaos - Dijo misteriosamente - Acercaos al viejo tren colegas míos.
Los conejos, confundidos, hicieron caso al mono y se acercaron.
- Miren abajo, esas son las llantas - Dijo señalándolas - ¿Y ven eso sobre lo que están colocadas? - Los conejos asintieron curiosos - Eso, colegas, es un riel.
Confundidos los conejos y el viejo tren no dijeron nada y esperaron a que el mono siguiera hablando:
- Os explico:
Vosotros, conejos, para andar tienen sus patas. Con ellas brincáis y brincáis a donde quieran dentro del valle. Yo, el mono, utilizo mis manos y mi cola para balancearme entre las ramas. Ahora, un tren - Dijo dirigiéndose al viejo - para andar necesita rieles, de otra forma no podrá moverse tío.
Todos se quedaron en silencio, dudando un poco las palabras del mono hasta que el viejo tren comenzó a reír.
- ¡Oh! ¡Es verdad! - Dijo sin parar de reír, incluso tosiendo. - ¡Han estado ahí todo este tiempo! Ahora recuerdo todo, Tan solo he tomado el desvío equivocado.
Y así, después de reír mucho y hacer nuevos amigos el viejo tren pudo continuar su camino y, desde entonces, cada vez que pasa con sus diligencias por el valle se encarga de llevarles zanahorias y bananas a sus nuevos amigos, quienes le ayudaron cuando mas necesitaba.
Y al final todos vivieron felices para siempre. Excepto el oso, que poco después de huir del tren fue cazado y ahora su cabeza se exhibe como trofeo.
FIN
NOTA: La autoría de esta historia y todas las que se publican en este blog pertenecen al escritor "Amorosa" o "Antonio Orosa". Cualquier reproduccion parcial o total de las obras aqui expuestas sin permiso del autor estan completamente prohibidas por leyes y derechos de copyright,
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